El informe de la empresa israelí Mekorot revela datos escalofriantes sobre el futuro del agua en la provincia.

La crisis hídrica va a agravarse en el futuro. Así lo confirmó el informe realizado por la empresa israelí Mekorot junto con la colaboración del Gobierno provincial. La falta de agua será más palpable en los próximos años, el problema agudizado por un conjunto de factores, entre los que se cuentan el cambio climático, la alta demanda del sector agrícola y la falta de inversión en infraestructura básica.
El informe abarcó la evaluación de cómo serán las reservas de agua hasta el 2050 en comparación con el consumo estimado, teniendo en cuenta el cambio climático y el crecimiento de la población de Mendoza. La proyección abarcó todos los ámbitos, desde el consumo del sector productor hasta el apartado doméstico. Diego Berger, coordinador de Proyectos Especiales e Internacionales de Mekorot, explicó los resultados del informe en MDZ Radio.

“Lo que se hizo fue una proyección de demanda y oferta”, destacó. Lo más importantes es que el cambio climático provocará una “variación grande” en la cantidad de agua potable disponible. Esto significa que no solo se reducirán las reservas por el mismo consumo de la población, sino que la crisis climática funcionará como un “agravante” del problema. En términos simples, sucederá lo siguiente: aumentará el consumo y se disminuirá la oferta del recurso.
En específico, el cambio climático se hará notar en “más años de inundaciones y sequías”. Además, Berger contó que los cultivos van a necesitar más agua por “una mayor evapotranspiración” tras el aumento de la temperatura. El déficit de agua, entonces, va aumentar con más rapidez, alcanzando el 17% hacia el 2050.

A este escenario se suma el mal estado de la infraestructura hídrica de la provincia. Parte de la red de agua potable está construida con mangueras, y no con sistemas adecuados para medir el consumo, lo que genera una gran ineficiencia en el uso del agua. De acuerdo con los informes más recientes, entre un 20% y un 30% del agua transportada se pierde durante el proceso, y hasta un 50% del agua aplicada en los cultivos se desperdicia debido a las técnicas de riego deficientes.
Berger, siguiendo esta línea, reveló un dato escalofriante: “Primero hicimos el cálculo estimando cómo seguiría la situación si no se toma ninguna medida… y el panorama era absolutamente insostenible”.
Y un dato más. Todas las proyecciones que hizo Mekorot fueron teniendo en cuenta solo la cantidad de hectáreas que se irrigan en la actualidad. “Si se sumasen tierras, el diagnóstico sería peor. Sería imposible irrigar tanto terreno. Aunque haya agricultores con derecho de agua, no se le puede dar recursos a toda esa gente”, adelantó.
El especialista reconoce un “problema cultural” en el consumo de agua de la provincia, agravado por la forma en que se cobra el servicio a los mendocinos. Se trata de la tarifa inglesa, un monto fijo que depende de la cantidad de metros cúbicos de cada propiedad. El problema de este sistema anticuado es que el impuesto no aumenta si lo hace el consumo, por lo que la gente “no tiene ni idea de la cantidad de agua que consume. En Mendoza el consumo de agua duplica al de Israel. Si no hacen nada, la situación va a ser peor”, advirtió.
El Plan Maestro para el Sector Hídrico de Mendoza “mapea cual va ser el déficit. Se trata de definir la cantidad de agua futura y decidir en base a eso”, explicó Berger y agregó: “Mendoza tiene un potencial enorme, en realidad está en una situación privilegiada. Es una provincia que tiene leyes y códigos que se pueden cambiar para medir y definir el consumo de agua. Es posible”.
Fuente: Mdzol