Un informe de la Fundación Mediterránea analizó las opciones de la provincia en el nuevo contexto. Depende de si el ajuste funciona y de si la economía se estabiliza.
El horizonte casi no se ve o, como todo, parece dividirse entre quienes lo palpan y los que no. Aunque los datos duros de la actividad son recesivos, cierta estabilidad inflacionaria y ya pasado un semestre, muchos empiezan a anticipar un posible escenario de mediano y largo plazo. En este marco, el último informe de coyuntura de Cuyo del Ieral de la Fundación Mediterránea analiza la situación actual de Mendoza y la proyecta hacia adelante para evaluar cómo le puede ir a la provincia si la situación mejora. El análisis lo realiza en función de los pro y los contra de la estructura económica local.
Si la economía argentina se estabiliza en precios a mediano plazo, es posible que el dólar sea más barato, con un incremento en dólares en Argentina. En un marco de cierta mejora en las finanzas gubernamentales, podría crecer el financiamiento al sector privado en un marco de apertura y desregulación. En Mendoza, los sectores más fuertes son los de comercio y servicios (turismo) así como el del vino y el petróleo, pese a la caída de la producción que este último ha registrado.
El trabajo firmado por los economistas Jorge Day y Gustavo Reyes destacó que si las cosas salen como se espera, los sectores económicos más favorecidos serían los intensivos en capital. Entre otros, se puede mencionar el energético, minero, petrolero y financiero. Son rubros que están en la provincia, pero cuya participación no es tan fuerte como para mover la aguja de toda la economía. Por otra parte, también serán favorecidos los servicios “no importables” como educación y salud privada. Si los créditos hipotecarios prosperan, la construcción privada también podría crecer tal como ya sucedió en los 90.
Por otro lado, Mendoza tiene un sector exportador atado al dólar que está en la vitivinicultura y en la agroindustria (con menor incidencia). En este punto, hay una diferenciación entre los atados al dólar que pueden sustituir importaciones como la industria –en especial de base agropecuaria-. También afectaría más al agro más intensivo en mano de obra como es el frutícola más allá del crecimiento de la mecanización.
Mendoza en desventaja
“Con relación a los sectores que diferencian a Mendoza –petróleo y vino- no presentan perspectivas de auge”, sentenció el informe del Ieral. Así, los primeros enfrentan un mundo más competitivo mientras que el segundo viene en caída, con dificultades para una futura recuperación de la economía. A diferencia de lo sucedido en los 90 cuando se hubo una reconversión y una fuerte inversión en la vitivinicultura, ahora el vino podría tener mayor oportunidad con vinos competitivos con buenos precios.
Con relación al petróleo y a la minería incipiente que podría desarrollar Mendoza, por el momento queda afuera de los proyectos de más de U$S 200 millones que busca favorecer el RIGI. “Es decir, para Mendoza no será sencillo aprovechar este régimen”, sentenció el informe de la Fundación Mediterránea que suma dos sectores con mayores posibilidades relativas hacia adelante. Se trata de la construcción y del sector financiero.
El análisis planteó que podrían darse condiciones similares a la de los 90 que favorecerían estos dos sectores, además del de la educación y salud privados. Sin embargo, de darse la posibilidad, el impacto positivo sería mucho más lento que el sucedido hace 30 años y habría que esperar la evolución.
Los factores claves que generaron ese crecimiento en los 90 de los depósitos fueron la abrupta caída de la inflación, las tasas reales positivas y la opción de depositar en dólares. Salvo el adicional de las AFJP y la actual brecha en dólares, esta situación podría replicarse en parte. En su momento, la construcción creció de una inflación baja y mayores depósitos en bancos algo que podría replicarse lentamente hacia adelante si baja la inflación y se dejan de lado los crédito Uva que todavía son resistidos por la población.
En síntesis, si la economía se estabiliza, el dólar oficial podría rezagarse con respecto a la inflación. Esto implica costos argentinos más altos en dólares. Mendoza se diferencia por los vinos y por el petróleo. En el primer caso, el panorama es el de un mercado maduro, cuyo consumo mundial no crece aunque se puede mejorar vía calidad y buenos precios. En el segundo caso, es difícil esperar grandes inversiones para lograr revertir la tendencia decreciente en la extracción petrolera. “Es decir, pareciera que Mendoza no cuenta por ahora con un factor diferencial que permita crecer a un ritmo superior al promedio nacional”, cerró el informe de la Mediterránea.
mdz